Producción del conocimiento escolar: transmisión o praxis como gestión autónoma del saber.
La educación puede ser considerada como una actividad o un proceso y, por lo tanto, se define por lo que pretende alcanzar.
En la historia se encuentran las ideas de pensadores que han señalado cuáles son los fines de la educación. Por ejemplo, durante la Revolución francesa, Condorcet dijo ante la asamblea legislativa cuáles deberían ser tales fines: “Cultivar finalmente, en cada generación, las facultades físicas, intelectuales y morales, y, mediante ello, contribuir a ese mejoramiento general y gradual de la especie humana, último fin hacia el que debe estar dirigida toda institución social”por su parte, Kant señaló que la educación debe desarrollar en cada individuo toda la perfección de que es susceptible, Lonergan considera que la educación es el gran medio para transformar la condición humana.
Desde la perspectiva de la sociología la educación, vista como práctica social, se define no sólo por un objetivo prescrito sino por lo que hacen los actores para alcanzar objetivos diversos según la cultura y la época. Estos objetivos no necesariamente los persiguen de manera consciente los actores. En este ámbito Durkheim considera a la educación como un proceso de transmisión cultural orientado a lograr en el alumno una madurez que lo habilite para la vida social y la define de la siguiente manera: La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas que no han alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la vida social. Tiene por objeto el suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado.
Esta tensión entre lo que es y las distintas maneras de concebir el deber ser señala, por una parte, los valores en transición de la sociedad, y por otra indica que la institución educativa no transmite un conjunto único de valores; la institución educativa es más bien la arena en la que luchan distintas visiones del mundo que quieren transmitir sus ideales. Baste con recordar la larga lucha que mantuvieron en México los conservadores contra los liberales acerca del laicismo y la religión en la educación, o el conflicto nacional ocurrido cuando el artículo tercero constitucional indicó que la educación debería ser socialista.
Cuando se piensa en los fines de la educación se tiene que considerar al menos una perspectiva dual: por una parte la de las instituciones que pretenden transmitir mediante el proceso educativo los conocimientos, las habilidades y los valores que una cultura ha adquirido a través de su historia y que considera indispensables para la inserción del individuo en la sociedad; y por otra la de los alumnos, quienes no son entes pasivos sobre los cuales las prácticas y el discurso sociales impriman de manera unilateral valores, hábitos y prácticas.
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